A los 26 años de la visita de Juan Pablo II a Cuenca, su recuerdo sigue
latente entre los fieles católicos quienes conmemoraron una misa en su
honor en el Templete de Miraflores, lugar donde el pontiífice congregó a
miles de personas hace más de un cuarto de siglo.
Pero además de evocar la llegada del “Papa Viajero” a la capital morlaca, la eucaristía se efectuó como un festejo por la beatificación de Juan Pablo II, hecho que se produjo ayer en Roma.Con una liturgia cargada de sentimientos y acompañadas por la música de un
grupo de mariachi, el sacerdote Genaro Patiño ratificó la importancia de recordar, de generación en generación la obra efectuada por Juan Pablo II.
Con su sermón el religioso festejó al reciente beato y explicó a los devotos, cuyo número alcanzó aproximadamente los 1500, que el pontífice no buscó la santidad en las sacristías, sino en las calles, plazas y tugurios.
“Debemos dar gracias a Dios por haber entregado a la Iglesia un hombre de
infinita paz y amor”, dijo.
Con estampas, rosarios y pequeñas imágenes los fieles cantaban y rezaban
por el Papa; entre ellos, la emoción en Francisco Ullaguari era evidente.
Para él ésta eucaristía fue muy especial porque recordaba con claridad la
visita del pontífice hace 26 años.
Ullaguari tenía 8 años cuando Juan Pablo II llegó a la ciudad; en ese entonces asistió al Templete de Miraflores en compañía de sus padres, ayer
lo hizo junto a sus esposa. “Venir acá es volver a recordar a Su Santidad,
quien por sus obras se mereció la beatificación. Él consagró su vida por nosotros”, opinó.
En otro lugar de la explanada se encontraba María Tenezaca, junto a su hija Nacy Dominguez; con el rosario en la mano, las mujeres oraban con mucha devoción al beato Juan Pablo II.
Para María, Juan Pablo II se ganó éste reconocimiento porque trabajó por
el mundo, por los más necesitados, porque “era un santo”.
La homilía concluyó con una oración especial y bendición para los niños,
quienes fueron los concentidos del Pontífice.Pero además de evocar la llegada del “Papa Viajero” a la capital morlaca, la eucaristía se efectuó como un festejo por la beatificación de Juan Pablo II, hecho que se produjo ayer en Roma.Con una liturgia cargada de sentimientos y acompañadas por la música de un
grupo de mariachi, el sacerdote Genaro Patiño ratificó la importancia de recordar, de generación en generación la obra efectuada por Juan Pablo II.
Con su sermón el religioso festejó al reciente beato y explicó a los devotos, cuyo número alcanzó aproximadamente los 1500, que el pontífice no buscó la santidad en las sacristías, sino en las calles, plazas y tugurios.
“Debemos dar gracias a Dios por haber entregado a la Iglesia un hombre de
infinita paz y amor”, dijo.
Con estampas, rosarios y pequeñas imágenes los fieles cantaban y rezaban
por el Papa; entre ellos, la emoción en Francisco Ullaguari era evidente.
Para él ésta eucaristía fue muy especial porque recordaba con claridad la
visita del pontífice hace 26 años.
Ullaguari tenía 8 años cuando Juan Pablo II llegó a la ciudad; en ese entonces asistió al Templete de Miraflores en compañía de sus padres, ayer
lo hizo junto a sus esposa. “Venir acá es volver a recordar a Su Santidad,
quien por sus obras se mereció la beatificación. Él consagró su vida por nosotros”, opinó.
En otro lugar de la explanada se encontraba María Tenezaca, junto a su hija Nacy Dominguez; con el rosario en la mano, las mujeres oraban con mucha devoción al beato Juan Pablo II.
Para María, Juan Pablo II se ganó éste reconocimiento porque trabajó por
el mundo, por los más necesitados, porque “era un santo”.
La homilía concluyó con una oración especial y bendición para los niños,
Fuente: El Universo
http://www.eluniverso.com/2011/05/01/1/1447/cuenca-tambien-unio-celebracion-juan-pablo-ii.html?p=1354&m=1775
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